Junio derritiéndose en mi mesa
letras inconexas se disuelven en un vaso.
Persianas dormidas en la almohada del silencio
escuchando ronquidos insonoros.
Ojos que se pierden en vacíos pentagramas
velas que se apagan,
sudor en el rostro,
mentes sin descanso,
esperando el ansiado sonido de la noche,
que pone fin a todo.
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