Firmé con él y todo nos parecía nuevo,
los cuadros de un extraño y aquella llave usada.
El olor de un regalo envuelto con periódicos,
que fuimos descubriendo lentamente,
se volvió lugar común en nuestras fosas nasales.
Y fumamos los meses apurando las colillas,
haciendo nuestra vida en esas viejas sábanas,
que hoy ásperas no admiten más jabón.
Y efervescentes se deshacen como pastillas
en el agua vacía del tedio.
Andrea Pelegay
"Al encuentro de todo"
Lo malo cuando se llega a este punto es que de nada sirve tampoco comprar sábanas nueva. Por muy bonito que sea el envoltorio, lo que guarda, se ha echado a perder.
ResponderEliminarUn saludo.